El estudio de cAnicca está conformado por Carlos y Thais, dos arquitectos con ambición de fomentar la participación social a través de la arquitectura y el diseño y viceversa. Carlos germinó sus semillas en La Fabrika de Toda la Vida mientras que Thais forjó sus capacidades en la bioconstrucción y en la autoconstrucción comunitaria con TIBÁ.
La combinación del activismo y aprendizaje les condujo a crear cAnicca. Juntas han desarrollado muchos proyectos en Latinoamérica y en España en busca de una transformación positiva y equilibrada en la relación de las personas y el entorno que habitan (habitamos). Incorporan metodologías de participación y autoconstrucción como herramientas de diseño para abordar proyectos en todas las escalas; desde el objeto al territorio, adaptándose a las necesidades de cada propuesta.
La mezcla de gente es el ingrediente perfecto para enriquecer la receta de cAnicca.
Canicca se sostiene en 4 patas: participación ciudadana, autoconstrucción, pedagogía e investigación y nuevas herramientas. Más dos herramientas que recorren estas patas: Los mapas colaborativos y compartir resultados en código abierto. Para cAnicca es indispensable colaborar en red para enriquecerse de diferentes enfoques.
Trabajan con diferentes públicos principalmente en zonas rurales. Algunos de sus proyectos consisten en fomentar el derecho a tomar parte de participar en tu propio territorio y concienciar sobre la importancia de concebir el espacio público como un bien común.
Su proceso consiste en pasar una temporada en el territorio objetivo, convivir y estar en la calle para interiorizar la cotidianidad del lugar. El resultado técnico no es solo lo que ellos (cAnicca) piensen, sino lo que la gente participante piensa. Por eso, cuenta Carlos que la gente debe utilizar el documento final del proyecto como un documento reivindicativo donde apoyarse a la hora demandar espacios públicos y mejoras en el urbanismo.
En el 60% de los casos los Ayuntamientos con los que trabajan tienen voluntad de perpetuar su intervención en el territorio. Además, a medida que el espacio de participación comienza a desarrollarse la gente va cambiando de actitud.
cAnicca persigue despertar la mirada y generar un cambio a nivel individual. Pasar de la protesta individual a la reflexión colectiva, de pensar en el espacio como un bien común. Porque en estos tiempos crear una cultura participativa es más que necesario.
Las participantes se animaron a proponer iniciativas sostenibles donde la participación social fuera la clave para conseguir el objetivo:
Blablacar Rural, grupos de consumo, mercadillos productos locales y ecológicos, cooperativas de viviendas, caminos escolares seguros, mercadillo de segunda mano en las puertas de casa y de trueque así como campañas para fomentar el reciclaje.
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